Muchas marcas de moda están comenzando a anunciar que algunas de sus prendas están realizadas con tejido sostenible. A continuación, vamos a profundizar en qué significa exactamente esto y cómo podemos saber si estamos tomando la decisión más respetuosa con el medio ambiente a la hora de vestirnos, calzarnos o utilizar textiles en casa.

¿Qué es un tejido sostenible?

Se entiende por tejidos sostenibles aquellos que minimizan las emisiones a la hora de fabricarlos. También se utiliza este término para definir textiles elaborados con materiales que son biodegradables y que se descomponen sin dejar residuos peligrosos o nocivos para el medioambiente, como es el caso de los microplásticos o los gases de efecto invernadero.

La industria textil es la segunda más contaminante después de la alimentaria. Se estima que a día de hoy, compramos un 80 % más de ropa que hace 10 años, y que la mayoría de esta se desecha cuando está en perfecto estado, yendo a parar en forma de residuo al medio ambiente. El ciclo rápido de la moda y los veloces cambios de tendencias hacen que nos deshagamos masivamente de prendas.

Por otra parte, los procesos de fabricación tampoco están exentos de un impacto medioambiental. Los tintes utilizados en la producción de tejidos van a parar a ríos y océanos, en un proceso que afecta a la calidad del agua. Para fabricar unos vaqueros, son necesarios más de 3 000 litros de agua.

El textil sostenible pretende dar una solución a este tipo de problemas, haciendo propuestas destinadas a reducir su impacto en el ecosistema. Siguiendo los principios de reducir, reutilizar y reciclar, se han creado algunas de las propuestas más fuertes.

¿Cómo saber si un tejido es sostenible?

La primera forma de identificar si un tejido o una prenda es sostenible es saber si se ajusta a alguna de las tres reglas de las que acabamos de hablar. ¿Pretende reducir el consumo de prendas, siendo una propuesta de slow fashion y evitando las tendencias pasajeras? ¿Se trata de tejidos a los que se les está dando una nueva vida, reutilizando, por ejemplo, material de excedentes de producción? ¿Utiliza fibras recicladas?

Además de estos tres principios, también es importante fijarnos en cómo están producidas las fibras. Los tejidos orgánicos, por ejemplo, evitan la contaminación del suelo, ya que están cultivados con agricultura ecológica, que evita el uso de pesticidas y plantas modificadas genéticamente.

Las fibras recicladas son otra apuesta para fabricar textiles sostenibles. El cupro, por ejemplo, se obtiene a partir de reciclar residuos de algodón o de celulosa. El tencel o lyocel es otra fibra similar, solo que esta vez viene de la pulpa de la madera. Otras opciones menos populares, pero también sostenibles, son el poliéster reciclado o incluso la lana.

En definitiva, el tejido es solo un paso para conseguir reducir el impacto de nuestro consumo en la naturaleza, pero es fundamental para avanzar hacia un futuro más sostenible.