En los últimos meses hemos podido comprobar cómo la industria textil se está enfrentando a importantes retos y desafíos, principalmente a raíz de la falta de materias primas para su producción. Esto ha puesto en jaque al sector y apunta también a un posible cambio de paradigma, a una nueva forma de hacer las cosas. Vamos a analizar esta situación y ver qué posibles escenarios futuros pueden llegar a darse.

El reto actual al que se enfrenta el sector textil

No es un escenario sencillo, principalmente porque están entrando en juego varios factores. Vamos a ver los principales:

La pandemia

Con la llegada de la COVID-19 lo que sucedió fue un parón absoluto ene l consumo, aunque algo más ralentizado en China. Sin embargo, las continuas olas que trajo el virus hicieron que la recuperación del sector fuese siempre a trompicones. Y aunque se intentara implantar y consolidar el modelo digital, al haber menos vida pública (especialmente en Europa), la demanda también se redujo drásticamente.

La falta de materias primas

Aunque este problema es una consecuencia del anterior. Con el parón textil, muchas fábricas que se dedicaban a producir hilos y telas cambiaron sus objetivos, y se dedicaron a la producción de elementos sanitarios. Esto hizo que el stock se fuese acabando rápidamente, y que no pudiese reponerse a tiempo. Además, al existir poca mercancía, lo que sucede es que los distribuidores y productores no la envían, y tardan en los pedidos. ¿El motivo? La especulación, esperando el momento en el que los precios de los materiales como tejidos de punto se disparen.

La subida del precio de las energías

Por si fuera poco, la subida de las energías también está lastrando drásticamente el sector. No solo en el modelo de producción, también en los transportes. De hecho, hay zonas como Reino Unido donde tienen un conflicto grande con los suministros y con la llegada de camiones. Aunque esto es algo que, en general, también afecta al resto de Occidente. Y que, además, encarece y mucho el precio final del producto. Lo que daña precisamente el modelo de fast fashion.

Previsión de futuro y posibles soluciones

La mayoría de productores y marcas han aceptado la idea de que tendrán, sí o sí, que subir los precios. Sin embargo, esto también ha favorecido un cambio en el sistema textil. Modelos como el slow fashion o los tejidos sostenibles están empezando a ganar adeptos. Y es que otro cambio radical en el sector es la concienciación que están experimentando muchos consumidores.

Y es que están dejando de comprar cada temporada para buscar prendas que duren más tiempo, que tengan una producción más ecológica y sostenible, y que provengan de producciones locales o más cercanas.

En definitiva, si de por sí el sector textil siempre se encuentra en constante cambio y movimiento, este se ha visto acelerado con la pandemia mundial. Por eso, todo apunta a que el sector va a sufrir un cambio de paradigma. Algo que puede ser beneficioso y perjudicial a partes iguales.